¿Por qué hay películas que trascienden?
Por: Arturo Gámez Valerio
Director de Administración Escolar UO Global University Online
¿Por qué hay películas que trascienden?
Trascender: 3. intr. Dicho de los efectos de algunas cosas: Extenderse o comunicarse a otras, produciendo consecuencias. 4. intr. Estar o ir más allá de algo.
Real Academia Española. (2018). Trascender. En Diccionario de la lengua española (Actualización 2018). Recuperado de https://dle.rae.es/srv/search?m=30&w=trascender
La trascendencia de algo o alguien, no sólo depende de la acción que da sentido a ese verbo, sino de factores exógenos que se configuran en una disposición que parece planeada por una fuerza invisible. Tal es el caso de los largometrajes que pasan de generación en generación, por su influencia, por su mensaje o incluso por la coincidencia con el contexto político, económico y social. Esto ya está por demás explicado en un libro increíble, lleno de pasión y objetividad, llamado Misterios de la sala oscura, escrito por Fernanda Solorzano.
El libro de referencia, contiene ensayos de la autora sobre películas que ya son un “chekcpoint” en la historia del cine y podría decirse que hasta en la historia la humanidad. Dicho esto, es preciso recordar que toda la historia es cíclica y que, con mayores o menores matices, incluso con otros actores, se repite volviéndose casi predecible.
De esos ensayos, me parece interesante retomar dos, a saber: The Godfather (dirigida por Francis Ford Coppola) y Jaws (dirigida por Steven Spielberg).
The Godfather, gira en torno a una cultura criminal elegante y leal, que correspondía a una familia de la mafia italiana. Si quitamos de la plática el motivo que originó la película, los apasionamientos alrededor del tema y la subjetividad de cualquier tipo de crítica, nos queda un producto fílmico que enaltece los valores que se gestan al interior de grupos delictivos de abolengo y de alta gama, aunque esos valores no son los mismos con los que esos grupos solventan su vida económica y su trato a los demás. Llegó a resultar en una idealización colectiva sobre las virtudes de pertenecer a células de ese tipo.
Pero, ¿qué tenemos ahora? Yo diría que tenemos lo mismo, pero abordado desde otra cultura, con distintos valores y valoraciones de las relaciones familiares y de las relaciones de grupos, pero que al final resulta en ese aplauso hacía lo que vemos en la pantalla. Me refiero productos televisivos como “El señor de los cielos”. Seguramente seré objetado por el hecho de que ese producto no es cine, pero sí es una representación de lo que convive con nosotros en la actualidad. Es normal, pues ha cambiado la forma de ver el cine y la televisión, también la forma en la que nos presentan los contenidos e igual han cambiado las circunstancias de nuestro tiempo, pero en esos cambios tenemos una regresión en la que, tanto en la historia como en el cine, revivimos conductas colectivas. Incluso puedo ser arriesgado y sugerir que “The Godfather” anunciaba el inicio de un loop perpetuo.
Jaws (dirigida por Steven Spielberg), aunque su contenido no es tan apasionante para mí, sí me resulta muy esquemática sobre dos puntos importantes. El primero, al igual que el caso de la película anterior, marca un punto de referencia, que en este caso se trata de la forma en la que se vendían las películas a las salas de cine, pasando de ser una evaluación minuciosa por parte de estas salas, a ser una apuesta por la venta masiva de una imagen, sin tener garantía de la calidad del contenido.
Este tipo de venta da origen a éxitos taquilleros que ahora llamamos Blockbusters. Lo que me lleva al segundo punto: la proyección de la película esquematiza, para mí, el cómo en este punto de la historia, empezamos a sustituir contenido con imagen, volviéndonos catadores de estatus, pero indiferentes de la calidad. Lo que en palabras menos barrocas sería: nos preocupamos mucho por la forma, pero poco por el fondo.
Podría enlistar productos y servicios que compramos por el impulso obtener, en apariencia, un beneficio extra, aunque sea mínimo y que al final suman un valor monetario muy superior al que en un inicio se presentaba.
No es necesario salir del tema del cine, hay infinidad de películas que son publicitadas como los grandes espectáculos de la pantalla grande, lo que incide directamente en nuestro ánimo por verlos, pero que, al verlas, nos encontramos con una decepción tan grande como nuestra esperanza.
Al final, aún me parece sorpresivo y misterioso como las películas retratan a nuestra sociedad y como hay películas como las dos que he comentado, que inician una tradición de repetición histórica, como profetas de ciclos económicos, políticos y sociales.









